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Puertas y Ventanas: el peligroso patógeno casero

Al principio del confinamiento pensé que la medida de estar en casa suponía un precio demasiado caro para mi vida en libertad. Pero curiosamente, estos 60 días encerrado han supuesto el lugar ideal para percibir una nueva normalidad.

Y lo más irónico ha sido que mi liberación física y mental ha sido percibida tras cortos paseos cruzando la mismas “puertas” y apoyado en las mismas “ventanas”.

Esas barreras que separaban la corta visión interior de mi casa con la amplia realidad de la sociedad de fuera. Y darme cuenta de que nos acecha una amenaza más peligrosa aún que el famoso patógeno. Este nuevo peligro, igual de invisible para la sociedad, en forma de grandes corporaciones con vestimenta de fundaciones que intentan secuestrar nuestra convivencia en libertad a cambio de un módico precio.

El precio de comprobar como nuestros representantes democráticos llaman a sus puertas suplicando donar la cantidad de 7.500 millones de euros de dinero público de nuestras casas, a través de un instrumento llamado Conferencia de Donantes, para ir a parar a otra gran casa fundada con mejores ventanas y puertas originales.

Al menos me quedará el consuelo de saber que la gran mentira “fake news” está ahí fuera amenazándome, pero no conseguirá entrar, salvo que le abra voluntariamente las puertas de mi casa.

Y como dramaturgo del desenlace de esta representación teatral titulada “el peligroso patógeno casero” concluiré diciendo que la investigación, tratamiento y la vacuna no será gratuita, aunque pretendan enviármela en un bonito paquete-regalo. No quiero regalos de personas y corporaciones en las que no confío.

The End

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Author: Álvaro Écija

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